El pasado 23 de septiembre del año 2021 la Asociación Vecinal expuso lo siguiente a nuestro Ayuntamiento:
«Cada vez hay más quejas por parte de los vecinos por la existencia de perros sueltos por las calles del pueblo, especialmente en el barrio de Santa Marina.
Al estar los perros sueltos y sin dueño en las proximidades, se están generando al menos los siguientes problemas:
- Accidentes de circulación.
- Daños contra animales domésticos.
- Ensuciado de las calles por excrementos y orines.
- Miedo al pasar por ciertos tramos de calles.
Y el mismo día se solicitó de forma expresa al Ayuntamiento lo siguiente:
- Que se ponga cartelería en el casco urbano, similar a la que tiene el Ayuntamiento de Santa María del Invierno, informando a los propietarios de los perros de sus obligaciones y ley que lo regula.
- Que se informe a la Asociación Vecinal de la decisión que adopte el Ayuntamiento.
- Que se actúe con prontitud para evitar que surjan más problemas».
A estas alturas de la película es de suponer que ya tendrás contestación para la siguiente pregunta:
¿QUÉ HIZO EL AYUNTAMIENTO CON ESTA SOLICITUD?
¡ILUMÍNATE CON LA CONTESTACIÓN!
A la Asociación Vecinal no le quedó más remedio que acudir de nuevo al Procurador del Común. Institución que admitió a trámite el escrito de TRITIUM AUTRIGONUM y cumpliendo con su obligación se dirigió a nuestro Ayuntamiento.
¡VUELVE A ILUMINARTE!
¿QUÉ CREES QUE HIZO NUESTRO AYUNTAMIENTO?
Te damos una pista:
Para algunas personas todo esto os puede parecer una «tontería o chorrada», si es así podéis dejar de leer esta publicación ya que es muy probable que no os interese lo que se exponga a continuación.
¿O QUIZÁS SI?
Este pasado mes de diciembre aconteció que uno de esos perros que pueden encontrarse sueltos, atacó a las ovejas del Pastor «Rafa», haciendo sangre a una que todavía no ha aparecido y hostigando a otras hasta el punto de enriscarlas en las peñas del Castillo. Un total de 10 ovejas más un carnero estaban atrapados.
QUÉ VISTA MÁS BONITA, ¿NO?
Como podréis comprender todas aquellas personas que conocéis esas peñas, la situación «pintaba bastos». Esos riscos son bastante inaccesibles y los animales en ellos atrapados «ni para arriba, ni para abajo», sin agua y sin comida…
Solo podía esperarse un fatídico desenlace, la muerte por agotamiento de los pobres animales, uno a uno irían cayendo con el paso del tiempo al precipicio.
En la siguiente imagen el punto rojo representa el lugar del enriscamiento de los animales.
Es fácil comprender que durante los primeros días surgieron muchas dudas ya que el acceso era muy peligroso. Estos momentos de auténtica tensión o de desesperación no fueron fruto de la debilidad, si no del reconocimiento tácito de una realidad:
DEJAR MORIR A LOS ANIMALES DE HAMBRE Y SED O INTENTAR SALVARLOS JUGÁNDOSE EL TIPO.
¡ESE ERA EL DILEMA!
¿Y por qué crees que optaron 7 (siete) monasterianos entre los que se encontraba nuestro pastor Rafa?
En silencio, pues las palabras sobraban, cada uno se puso a aportar los medios y el tiempo que disponía. Primero para descolgar agua y comida a los animales, monitorear su estado mediante fotografías aéreas y posteriores visitas de supervisión, hasta que finalmente aconteció lo inevitable cuando de «buena gente se trata»:
¡VAMOS A BAJARLOS DE ALLÍ…,
…O A SUBIRLOS,
MANOS A LA OBRA!
Las operaciones de rescate se fueron sucediendo en días sucesivos, pues había que mantener la templanza de ánimo y el desgaste físico en unos niveles aceptables. Comenzaron a aparecer cuerdas, arneses, drones, walkies talkies, cinchas y diversos medios de enganche, etc…, incluso hasta un vecino llevó su tractor y lo colocó de forma estratégica para que sirviera de punto de enganche y tiro…
Y ahora, si has llegado al final de la publicación…
… ya puedes sacar tus propias conclusiones.
¡EN TRITIUM AUTRIGONUM LAS TENEMOS CLARAS DESDE HACE TIEMPO!
…..
“Pueblo vibrante, fuerte, apasionado, altivo;
pueblo que tiene la conciencia de ser vivo,
y que reuniendo sus energías en haz
portentoso, a la Patria vigoroso demuestra
que puede bravamente presentar en su diestra
el acero de guerra o el olivo de paz”.
FÉLIX RUBÉN GARCÍA SARMIENTO (1867-1916).