Desde hace décadas, por la tarde antes del anochecer, estamos acostumbrados a observar como surgen suspendidas en el horizonte una línea de luces que dan la sensación de acercarse al observador. Este “fenómeno luminoso” se puede observar en el alto de “LA BRÚJULA”.
Estás en suelo rústico, el “fenómeno” lo observas en soledad, no te encuentras con nadie. Cuando te acercas, al pie, sigues sin encontrarte con nadie y puedes corroborar que se trata de una línea de casi 30 farolas que parecen quedar al pairo de los aires de nuestro querido «mar castellano».
Bajas inmediatamente al pueblo a contar tu observación, a ver si alguien más lo ha visto, pero tampoco ves a nadie. Las calles aún no se han iluminado y “no se ve un carajo”.
Desde la Asociación Vecinal no se considera que sea razonable ni proporcionado que, desde hace décadas y mientras este Ayuntamiento sigue teniendo elevados remanentes presupuestarios, no se encuentren conectados con aceras iluminadas los cascos urbanos del pueblo, pero sin embargo sí que exista un paseo iluminado en el alto de “La Brújula”, suelo rústico por el que no se ve a nadie transitar.
¡HABRÁ QUE IRSE A PASEAR AL ALTO DE “LA BRÚJULA”,
PARA ESO ESTARÁ!
No obstante, a pesar de las quejas que ya han manifestado algunos vecinos sobre esta falta de alumbrado en zonas de casco urbano que no poseen luminarias, la respuesta del regidor ha sido la siguiente:
«… por parte del Ayuntamiento estima que los puntos de luz del alumbrado público existentes en el mismo son suficientes para cubrir el servicio y las necesidades de los vecinos, no habiéndose detectado ningún tipo de deficiencia…»
La Asociación Vecinal realizará un paseo nocturno por los accesos a los cascos urbanos y las calles en las que nos habéis informado que cuando anochece “no se ve ni un pimiento”. También publicaremos las fotografías que se realicen sobre estas observaciones. Si deseas contribuir puedes hacerlo en la siguiente dirección de correo electrónico:
tritiumautrigonum@gmail.com
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“¡Joder! En este pueblo todo sirve para algo. —Natural — replicó el señor Cayo reanudando la marcha—: Todo lo que está, sirve. Para eso está”.
MIGUEL DELIBES.